martes, 22 de junio de 2010

FABBIENE VERDIER

Hace tiempo que leí con curiosidad infinita el libro de Fabbiene Verdier: Pasajera del silencio. Salamandra. Barcelona 2007. También disfruto lo mío mirando otro libro suyo: Entre ciel et terre. Edit. Albin Michel

Y hoy he descubierto su página web fabbieneverdier.com ¡Fantástica!

Mirando los pinceles enormes suspendidos del techo, los trazos que fluyen, la intensidad del color, pienso en esta reflexión que ella hizo cuando aprendía el manejo del pincel:

Me ejercité durante meses y, cada vez que lo visitaba, él me corregía. Primero me enseñó a frotar las barras de tinta en el tintero de piedra, a aprovechar ese ritual, el gesto repetitivo que prepara al artista para el acto de pintar. Era una manera de abandonar el mundo de los hombres y de conseguir no pensar en nada. Me enseñó asimismo a cargar de tinta el pincel, pues su manto de cerdas contiene una reserva interior que hay que aprender a dominar en posición vertical. Se trata de tomar conciencia de la pesadez y la gravitación universal; el pincel se convierte entonces en un auténtico péndulo, un vínculo entre el universo y el centro de la Tierra. Me instruyó en la actitud idónea del cuerpo: los pies firmemente plantados en el suelo con objeto de nutrirse de su energía. Tenía que entrenarme para permanecer bien erguida, a fin de que la corriente energética entre el Cielo y la Tierra pasara a través de mí. (Pasajera del silencia. Pag. 87